miércoles, 2 de enero de 2013

Releido "EL FIN DE LA ETERNIDAD" de Isaac Asimov



      ¡Los clásicos, señores! ¡Los clásicos!

      Y nada mas clásico que un "Asimov" de 1955. Decir que es deliciosamente Vintage es poco. La verdad es que es una novela maravillosa. Después de tanta batalla especial que se limita a enfrentar buenos y malos para que los buenos ganen siempre se agradece esta historia "fluzeante". Los viajes en el tiempo son todo un subgénero dentro de la ciencia ficción, y esta es una de las historias mas importantes dentro de este genero. Quizás la mas importante junto a "La maquina del tiempo" de H.G Wells y las andanzas del Doctor
      En esta novela se nos describe una sociedad temporal. Una sociedad que vive a través del tiempo y que va manipulando pequeños puntos para guiar el devenir de la historia por donde ellos creen conveniente. Esta sociedad atemporal, o supratemporal, esta formada por los "eternos" que son reclutados a lo largo de los diversos siglos. Una de las "castas" de esos eternos son los "ejecutores" que son los que realizan físicamente los cambios que se necesitan para alterar la historia. Algo así como cambiar una lata de conservas de un estante para que alguien no la encuentre (o la encuentre) y a partir de ahí se sucedan cambios en cascada hasta producir el resultado deseado. Deseado por ellos, los eternos. Los que vivían en el futuro de ese siglo pueden pasar de ser una sociedad espacial a una simple sociedad medioindustrial. Todo por el bien de la humanidad. O por lo que los eternos creen que es el bien de la humanidad. Y creo que ya se ve por donde van los tiros. Uno de los ejecutores se va a saltar las reglas y va a provocar toda la acción.
     Lo interesante de las historias sobre viajes en el tiempo son las paradojas. Es que sin ellas no se puede decir que estemos realmente ante una historia de viajes en el tiempo. Aquí va a haber una grande, la que afecta a nuestro protagonista, que va a ser el eje de la acción. También nos encontraremos con paradojas dentro de las paradojas, y paradojas fuera de las paradojas. ¿No es fantástico? Por eso todo buen aficionado a la ciencia ficción tiene que haber leído esta novela, y si es amante de los viajes en el tiempo, varias veces.
     No me gustaría dejar el comentario sin las delicadas pinceladas vintage (mas bien brochazos) que adornan la novela. Siempre es divertido cuando se lee a "los clásicos" en sus épocas "clásicas" ver como meten la pata en sus predicciones. En ese sentido se puede decir que "El Fin de la Eternidad" mete la pata de tres en tres veces. Eso si, eso le da un barniz delicioso para los Connoisseur. Siempre resulta alucinante que nadie antes de los ochenta (nadie importante, de los grandes) viera llegar a Internet con la salvedad del enorme Arthur C. Clarke, que la roza muchas veces. Asimov es que ni olerlo. En ese sentido la novela es una hija perfecta de su tiempo, los años cincuenta. Existen los ordenadores, por supuesto, pero nada que pueda identificarse con un ordenador personal. Además, se siguen comunicando con los humanos mediante tarjetas perforadas. ¡Magnifico! Al menos la gente ya no usa libros de celulosa. Por supuesto que no, eso es el futuro y están mucho mas evolucionados. Ellos usan microfilm para todo. ¡Supermagnifico! El Sol se convertirá en una supernova que sera la que dotara de energía a toda la infraestructura temporal. Ehm... Vale, eso no lo ha pillado todo el mundo. Es que el Sol no se convertirá en supernova porque no puede. Le falta masa. Pero eso aun no estaba probado. Todos esos fallos pueden hacer arrugar la nariz a mas de un "taliban científico" o tecnológico. Para mi le otorgan a la historia un valor especial. Ayudan a situarla en un contexto, y el contexto lo es todo en la SciFi en cuanto nos alejamos del divertimento puro de su lectura. La SciFi, al menos la buena, no habla tanto de predicciones futuristicas y/o tecnologicas como del momento en el que se escribe. Habla de los anhelos, sueños y pensamientos de los hombres y el tiempo donde se escribe. Del optimismo nuclear de los cincuenta (mayoritario en la literatura a pesar de lo que se pueda pensar por el cine de fantasía de la época), hasta el pesimismo oscuro de los ultimos tiempos. Por eso hay que releer a los clásicos. Sobre todo a los previos a la gran revolución de los sesenta. Hay que volver a leer a Asimov, a Clarke y a Heinlein. He dicho.

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