lunes, 31 de octubre de 2005

Mercury, Geminis, Apolo....


  Hoy he vuelto a ver un capitulo de una serie de television: "De
la tierra a la luna". No es una serie al uso. Aunque cuenta la historia
del proyecto Apolo desde el principio hasta que termino, los capitulos
son independientes, cada uno de un padre y una madre. La serie, que
esta producida por Tom Hanks por cierto, no se hace para nada pesada.
De hecho cada capitulo es una capsula (que apropiado) autonoma
diferente a las demas, desde el melancolico episodio del "spider",
hasta el cachondisimo episodio del Apollo XII... Se la recomiendo a
cualquiera que pueda bajarsela con el rucio electronico. Es educativa a
la par que entretenida.



    Pero lo que me ha vuelto a llamar la atencion es el
aire epico de aquellas misiones. Ya lo conto mucho mejor que yo Tom
Wolfe en su magistral "Lo que hay que tener". La teoria del heroe por
delegacion y tal... Pero a mi lo que me sigue sorprendiendo es que
tanta gente se uniera en un proyecto tan "inutil" desde el punto de
vista meramente utilitarista, pero tan apasionante desde cualquier
angulo emocional. Caminar en la superficie de otro mundo...¿no es
excitante? Es posible que las personas de cierta edad (edad escasa),
que ya han crecido en un mundo donde los vuelos espaciales son
rutinarios no puedan comprender el cumulo de reacciones internas que
provocaron aquellos primeras brazadas en la orilla del mar cosmico.
Nadie lo habia hecho antes. Pero no solo eso, es que ademas era un
esfuerzo que todo el mundo veia como colectivo. Todo el mundo se
implicaba en ello. Desde el que fabricaba tornillos para la capsula
hasta el que solo leia las noticias en el diario. Los corazones, cuando
de aquello se trataba, latian al unisono y con fuerza. Y fue aquel
latir acompasado de los corazones lo que levanto realmente a los
cohetes, los propergoles solo fueron el combustible. Cuando era niño ya
podia dibujar los esquemas de las etapas de aquella gigantesca nave, el
Saturno V.... ¡EL SATURNO V!    Es dificil hacerse una
idea del tamaño de aquel artefacto. Intentemos un juego de imaginacion.
La torre de la catedral de Malaga mide 89 metros de altura. Imaginadla.
Pues bien, el Saturno V media 108 metros desde la base hasta la punta.
El cohete era sensiblemente mas grande. Pero si el tamaño impresiona,
hay otras cosas que acojonan directamente. Imaginad ese enorme cilindro
mas alto que la catedral y pensad que ¡estaba lleno de un combustible
que era mucho mas peligroso que la gasolina!. Pero no solo eso, sino
que ¡en la punta, a cien metros del suelo, habia tres tipos sentados
sobre esa enorme gasolinera! Pero ahi no acaba la historia, porque la
historia es que ¡a todo ese combustible bajo el culo de los astronautas
se le pegaba fuego!

     Todos hemos visto las imagenes mil veces,
incluso los que aun no habian nacido entonces. Los motores se encendian
y las vibraciones en el suelo se podian captar en todos los sismografos
del mundo. El sonido del encendido se pudo escuchar en el Apollo V a
mas de cuatrocientos kilometros de distancia. Y no levemente.  El
infierno se desataba bajo aquel cilindro blanco y negro y enormes
placas de hielo seco se desprendian con las vibraciones de su cuerpo,
como si se desprendiera de las sabanas y cobrara vida de repente.



Y subia....



Subia....



Subia.....



    A mi me vais a perdonar, pero siempre me impresiono mas el despegue que el alunizaje.







Nunca fue facil, ni rutinario. Cada vez que una nave salta hacia el
espacio es una pequeña aventura. Tantas veces no han cambiado el hecho
de que la muerte viaja a bordo con tanta seguridad como el satelite que
se porta o el astronauta que saluda a la camara. Que nos hayamos
acostumbrado no significa que haya dejado de ser peligroso.... Aunque
solo nos acordamos cuando peta algun transbordador, claro....

      Pero yo me quedo con mi juguete mas
antiguo: un astronauta de plastico azul con la base mordisqueada por un
Juanjo de dos o tres años... Antes de que Neil Armstrong pisara la luna
por primera vez. A veces, la humanidad tiene un pase...



   Por cierto. El nombre del segundo hombre sobre la luna fue Edwing Aldrin. Y el Tercero Charles Conrad.




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