martes, 18 de julio de 2006

Protocolo de palacio


Muchas veces me olvido de las cosas. Por ejemplo, se me olvida que lo que no quiero es verme con la cabeza llena de mariposas. Lo demas casi que no me importa.

Me explico.

El otro dia tuve la fortuna de acompañar a la Reina de Thule a algun señalado espectaculo, prodigio de modernidad y fuente de infinito asombro. Como siempre, la reina es encantadora. Su mirada es siempre el reflejo de todas las auroras boreales, australes y celestiales del cielo. Pero estar con la Reina siempre tiene un precio "manque" nos pese a todos: el protocolo y la corte. Y eso significa que cuando la reina vuela, el "Thule Air Force One" tiene que estar comunicado en todo momento. Incluso durante el señalado espectaculo la comunicacion es continua. Bien, es la reina (pongase aqui un sonoro encogimiento de hombros). El problema es cuando, a partir de eso surgen conversaciones y a Su Majestad le da por hacerte una pregunta intima a la cual no estas preparado para contestar. No contestar siempre conlleva el riesgo de que te corten la cabeza puesto que estas permitiendo que la contesten por ti. Y eso podria no ser nada bueno. Pero contestarla supone poner en marcha el juego de los sentimientos, ese territorio terriblemente tenebroso que tanto miedo da. He de confesar que me porte como todo un hombre: carraspee, me aclare la garganta, cale el chapero, mire al soslayo, calleme y no hubo nada. Vamos, como todo un hombre. ¡Que mal nos sienta a los tios -al menos a algunos- sacar al corazon de paseo! Sobre todo cuando no tienes ni idea de qué pasa y tiene que venir una mujer a señalarte las cosas. Asi que esta semana toca redaccion: "Qué sienten los mosqueteros por la Reina". Tres folios a doble espacio. Como penitencia.

Tan solo....


¿Puedo rendirme ya e irme a casa?



Pero lo peor no es eso... Lo peor es la sensacion de estar pasandotelo bien mientras tus camaradas tienen pinchos que unen bolsas de suero con sus brazos... Y te llaman... Y te dicen que te lo pases estupendamente y que ya veremos en DVD el señalado espectaculo cuando se cure. Deberia haber estado con ella leyendole "Las Mil y una Noches" hasta que se durmiera. La Reina habria comprendido. Fui egoista, pero por lo menos me siento mal por ello. Algo es algo, aun no soy un monstruo.





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