domingo, 2 de julio de 2006

Las benditas tormentas de zutones...

Esta noche hemos tenido una tormenta de zutones. El cielo se ha teñido de fenomenos extraños y los perros han estado inquietos y sin dormir. Las comunicaciones han estado perfectamente ordenadas. A su manera, eso si. Desde sabe dios que rincon de la galaxia los zutones me han devuelto el reflejo palido de las modas y usos de antaño. Por espacio de cuarenta minutos he vuelto a captar "la cuarta parte". Era aquello una vieja seccion de un programa de television. Azorado he visto que uno de los chicos vestia una cazadora vaquera mismamente igual a una que yo usaba por entonces. De hecho, creo que aun debe estar colgada en mi habitacion de la Base Central Polar por si vuelvo... No es que no crea que jamas me volvere a poner tal engendro, sino que dudo de que quepa en ella.

   Pero ha sido agradable... En las camisetas (¡maravillosamente negras como el resto de sus vestidos!) del Aviador Dro se leia "1985. AÑO CERO" y ya todo fue un tremendo ataque de nostalgia. Y es que las tormentas de zutones son asi, provocan extraños cambios de animo y extrañas conexiones intertemporales. De repente sufri una suerte de viaje astral sobre mi mismo y me visite veintiun años atras. No era realmente nostalgia ni recuerdo. ¡Vivi y Senti exactamente igual que entonces! Fue como si mi alma se liberara de todas las construcciones y reconstrucciones que edifique en mi corazon desde entonces. ¡Y no quedaban los cimientos de una gloriosa civilizacion desaparecida, sino esa misma cultura en su explendor y su grandeza! Fueron unos minutos de pensar como otrora, de sentir como otrora, de ser yo mismo ese "otrora". Que maravillosa dicotomia de ser uno mismo sin ser lo que se es. Transformarse, no en otra persona, sino en un uno mismo que dejo de existir en un lugar indeterminado del camino que une aquello y esto. Si pudiera, utilizaria para escribir todo esto la horrible caligrafia que me caracterizaba... Pero no puedo... Mis mano siguieron siendo las mismas de hoy, con los mismos dolores y achaques...

    Al fin los perros dejaron de gruñir y mirar al cielo. Las fiestas celestiales se acabaron y la señal de "la cuarta parte" se fue difuminando y apagando hasta que aquella imitacion de Gurruchaga de Thacher se confundio con la cancion de Dinerama para perderse definitivamente mientras el contador de zutones retornaba la escala a sus valores usuales...

   Pero no me senti triste cuando me abandone a mi mismo de mi yo preterito. Fue una gran alegria volver a encontrarme. Una gran alegria conocerme de nuevo. Una gran alegria exenta de melancolia. Tanto es asi que voy a caminar hasta el cobertizo tres, donde guardo las pocas cosas que he traido en mi viaje. Alli estan guardados dos cuadernos. Mis diarios de entonces. Esta noche los volvere a leer antes del alba y volvere a recordar las emociones de ayer. ¿Conseguire que mi corazon vuelva a saltarse un latido cuando lea sobre Ana Perez Leon y sus ojos nauticos que tan gran naufragio provocaron en mi? ¿Y Karen? ¿Que sentire cuando pase mis dedos sobre las lineas de Karen Nielsen? ¿Habra aun una fibra sepultada bajo capas de sedimentos de tantos años que vibre con la pulsion de su nombre? ¿Quedara solo la tinta azul, la horrible caligrafia, la peor ortografia?

    Tengo que avisar a la Base Central Polar de los perniciosos efectos de las tormentas de zutones. Hay que diseñar refugios y trajes resistentes a la radiacion zutonizante.


No hay comentarios:

Publicar un comentario