martes, 24 de enero de 2006

Visita al Reino de Thule.

Ya he comentado mas abajo que recientemente hice una visita al reino de Thule para agasajar a su Reina. Es un brete en el que yo mismo me meti enredado en mi propia lengua retorcida, mas no fue precisamente algo que me molestara o me incomodara. Fue que, presumiendo de mi habilidad con el arpon, termine comprometiendome a llevar toda una señora morsa para el festin de la reina junto con el juego de colmillos correspondiente de regalo. He de decir que la final la morsa estaba reservada, que no puede cazarla y que tuve que conformarme con una foca grande que estaba cerca. Una desilusion para mi puesto que en mi interior aun no esta cubierta la deuda de esa promesa y algun dia tendre que pagarla. Añadi, para compensar la falta de marfil, una piel de zorro artico tan blanca que tarde horas en encontrarla sobre la nieve. Espero que terminara gustandole.
   Impone la Reina de Thule, vaya que si. Impone. Demasiado bonita a la mesa y demasiado inteligente en su conversacion como para no sentirse intimidado al principio. Afortunadamente es una delicia y sabe sacar de ti esa parte de personalidad que nos reservamos para ocasiones muy particulares. Fue un placer el vino, la conversacion y el carpaccio de foca. Mas no quedo todo ahi puesto que en el castillo habia fiesta porque la embajadora en las minas de Tharsis se encontraba en la capital. Y la embajadora en Tharsis es de sangre tan noble como la reina. Creo que sus ancestros se remontan a la antigüedad. Asi que hubo baile y musica. Cerveza que corrio como hacia tiempo que no corria por mi garganta y alegria y fiesta que, descubri, echaba mucho de menos.
   Me agrado mucho la visita al reino de Thule, es algo que tendre que repetir con el permiso de las autoridades competentes. Seguro que la proxima vez el viaje no es tan largo como esta vez. Seguro que los perros corren mucho mas deprisa hacia la capital.


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